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Instalada en Ipanema, la selección holandesa disfruta del sol, la arena y el mar. El estadio y el gimnasio, donde se entrenan, están a pocos minutos del hotel.
El Universal
Se van a dormir con el rumor de las olas a 20 metros de distancia, se despiertan y la arena de Ipanema brilla con los primeros rayos del sol, se entrenan y el Cristo Redentor los abraza a la distancia cada vez que levantan la vista.
Los holandeses serán conocidos por su buen fútbol y por haber perdido más finales de Mundiales -tres- que ningún otro equipo, pero a la hora del campeonato mundial de alojamientos en Brasil 2014, la "oranje" ya puede alzar la Copa, reseñó DPA.
"Son los nuevos 'garotos de Ipanema'", escribió el domingo el diario "O Globo" acerca de la escuadra comandada por el últimamente un poco menos rígido Louis van Gaal.
El hotel en el que se alojan está, en efecto, en Ipanema, una de las mejores playas de la ciudad carioca. Si los jugadores quieren, cruzan la Avenida Atlántica y las olas están ahí.
El centro de entrenamientos elegido, el estadio del club Flamengo -Jose Bastos Padilha-, está a pocos minutos en autobús, en el acomodado barrio de Gavea. El gimnasio que utilizan ni siquiera requiere de un autobus. Van caminando.
Los holandeses abrirán su participación en Brasil 2014 el viernes enfrentándose a España en una repetición de la final de Sudáfrica 2010 ganada con un gol de Andrés Iniesta a los 116 minutos.
Mientras le buscan las vueltas a España, el mayor problema de los holandeses pasa por el calor.
"No estamos acostumbrados a tanta humedad y calor", admitió el domingo el delantero del Manchester United Robin van Persie.
Río está en teoría ingresando al invierno austral, pero los días en la recta final hacia el Mundial son un verano sin pausa.
Así, los de Van Gaal se entrenaron hoy con una pequeña bolsa de hielo refrigerando la parte superior de la espalda. Buscan adaptarse al calor que vivirán el viernes en Salvador, inicio de un recorrido por Brasil que los llevará luego a un choque con Australia en la potencialmente fría Porto Alegre y a otro con Chile en la variable Sao Paulo.
Mientras ese momento llega, los holandeses disfrutan Brasil. No están en medio de la nada como será el caso de Alemania, no viven rodeados de zonas deprimidas como España, no se entrenan en una instalación militar como Inglaterra, que se aloja a un par de kilómetros.
No, los holandeses están en la mejor zona de Río, salen a la calle y se entremezclan con los fans. En la mira, volver a ser protagonistas el 13 de julio en la misma ciudad, lo que significaría que están, otra vez, en esa final que históricamente se les resiste.
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